LUCAS 4: 31-37

Lc 4:31 Y descendió a Capernaum, ciudad de Galilea. Y los enseñaba en los sábados. Lc 4:32 Y se maravillaban de su doctrina, porque su palabra era con potestad. Lc 4:33 Y estaba en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu de un demonio inmundo, el cual exclamó a gran voz, Lc 4:34 Diciendo: Déjanos, ¿qué tenemos contigo Jesús Nazareno? ¿has venido a destruirnos? Yo te conozco quién eres, el Santo de Dios. Lc 4:35 Y Jesús le increpó, diciendo: Enmudece, y sal de Él. Entonces el demonio, derribándole en medio, salió de Él, y no le hizo daño alguno. Lc 4:36 Y hubo espanto en todos, y hablaban unos a otros, diciendo: ¿Qué palabra es ésta, que con autoridad y potencia manda a los espíritus inmundos, y salen? Lc 4:37 Y la fama de Él se divulgaba de todas partes por todos los lugares de la comarca.

 

LUCAS 5: 1-11

Lc 5:1 Y ACONTECIÓ, que estando Él junto al lago de Genezaret, las gentes se agolpaban sobre Él para oir la palabra de Dios. Lc 5:2 Y vió dos barcos que estaban cerca de la orilla del lago: y los pescadores, habiendo descendido de ellos, lavaban sus redes. Lc 5:3 Y entrado en uno de estos barcos, el cual era de Simón, le rogó que lo desviase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde el barco a las gentes. Lc 5:4 Y como cesó de hablar, dijo a Simón: Tira a alta mar, y echad vuestras redes para pescar. Lc 5:5 Y respondiendo Simón, le dijo: Maestro, habiendo trabajado toda la noche, nada hemos tomado; mas en tu palabra echaré la red. Lc 5:6 Y habiéndolo hecho, encerraron gran multitud de pescado, que su red se rompía. Lc 5:7 E hicieron señas a los compañeros que estaban en el otro barco, que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambos barcos, de tal manera que se anegaban. Lc 5:8 Lo cual viendo Simón Pedro, se derribó de rodillas a Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador. Lc 5:9 Porque temor le había rodeado, y a todos los que estaban con Él, de la presa de los peces que habían tomado; Lc 5:10 Y asimismo a Jacobo y a Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Y Jesús dijo a Simón: No temas: desde ahora pescarás hombres. Lc 5:11 Y como llegaron a tierra los barcos, dejándolo todo, le siguieron.

 

LUCAS 6: 27-36

Lc 6:27 Mas a vosotros los que oís, digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen; Lc 6:28 Bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian. Lc 6:29 Y al que te hiriere en la mejilla, dale también la otra; y al que te quitare la capa, ni aun el sayo le defiendas. Lc 6:30 Y a cualquiera que te pidiere, da; y al que tomare lo que es tuyo, no vuelvas a pedir. Lc 6:31 Y como queréis que os hagan los hombres, así hacedles también vosotros: Lc 6:32 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué gracias tendréis? porque también los pecadores aman a los que los aman. Lc 6:33 Y si hiciereis bien a los que os hacen bien, ¿qué gracias tendréis? porque también los pecadores hacen lo mismo. Lc 6:34 Y si prestareis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué gracias tendréis? porque también los pecadores prestan a los pecadores, para recibir otro tanto. Lc 6:35 Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo: porque Él es benigno para con los ingratos y malos. Lc 6:36 Sed pues misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso.

 

LUCAS 7: 36-50

Lc 7:36 Y le rogó uno de los Fariseos, que comiese con Él. Y entrado en casa del Fariseo, sentóse a la mesa. Lc 7:37 Y he aquí una mujer que había sido pecadora en la ciudad, como entendió que estaba a la mesa en casa de aquel Fariseo, trajo un alabastro de ungüento, Lc 7:38 Y estando detrás a sus pies, comenzó llorando a regar con lágrimas sus pies, y los limpiaba con los cabellos de su cabeza; y besaba sus pies, y los ungía con el ungüento. Lc 7:39 Y como vió esto el Fariseo que le había convidado, habló entre sí, diciendo: Este, si fuera profeta, conocería quién y cuál es la mujer que le toca, que es pecadora. Lc 7:40 Entonces respondiendo Jesús, le dijo: Simón, una cosa tengo que decirte. Y Él dice: Di, Maestro. Lc 7:41 Un acreedor tenía dos deudores: el uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta; Lc 7:42 Y no teniendo ellos de qué pagar, perdonó a ambos. Di, pues, ¿cuál de éstos le amará más? Lc 7:43 Y respondiendo Simón, dijo: Pienso que aquél al cual perdonó más. Y Él le dijo: Rectamente has juzgado. Lc 7:44 Y vuelto a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, no diste agua para mis pies; mas ésta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha limpiado con los cabellos. Lc 7:45 No me diste beso, mas ésta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies. Lc 7:46 No ungiste mi cabeza con óleo; mas ésta ha ungido con ungüento mis pies. Lc 7:47 Por lo cual te digo que sus muchos pecados son perdonados, porque amó mucho; mas al que se perdona poco, poco ama. Lc 7:48 Y a ella dijo: Los pecados te son perdonados. Lc 7:49 Y los que estaban juntamente sentados a la mesa, comenzaron a decir entre sí: ¿Quién es éste, que también perdona pecados? Lc 7:50 Y dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado, ve en paz.

 

 

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